Rompo el hielo. Me gustó mucho el ejercicio. Creo que se pueden sacar cosas muy buenas de actividades de este tipo, porque nos ayudan a pensar en cómo encarar una defensa o una acusación (cómo lograr que una hipótesis acusatoria sea creíble para los jueces o cómo generar que aquella se vuelva –al menos- dudosa para el tribunal); poner en práctica la manera correcta de formular preguntas a los testigos (más allá de que en este primer ejercicio no nos hayamos guiado por las normas procesales, por suerte) y a darnos cuenta de que realmente la verdad es relativa, y que no gana el que dice la verdad, si no el que logra convencer al tribunal de que su postura es la verdadera. Voy a confesar algo, me quedé con las ganas de alegar y de limpiar el buen nombre de la Dra. Miguez (representada de forma brillante por Nahima Pacífico). Hablando en serio, me pareció útil y la vez divertido, dos cuestiones que son difíciles de encontrar juntas en una clase en nuestra facultad. Supongo que más adelante volveremos a hacer ejercicios así, con normas, alegatos y jurado incluido. Nos vemos el Lunes.
Bien Agustín. Me alegro de que hayas escrito sobre esta experiencia. Tengan en cuenta que el ejercicio no era para enseñarles a interrogar; eso lo veremos más adelante. Era solo para ver con un ejemplo "en vivo" la cuestión de la reltividad de la verdad.
Y aprovechamos para hacer los interrogatorios, entre otras razones, para tener una idea de cómo lo hacían ANTES de que tengamos las clases sobre este tema.
Agradecemos la participación de todos los "voluntarios". Y deben perder el temor. Es preferible equivocarse aquí antes de ue en una sala de audiencias...
2 comentarios:
Rompo el hielo. Me gustó mucho el ejercicio. Creo que se pueden sacar cosas muy buenas de actividades de este tipo, porque nos ayudan a pensar en cómo encarar una defensa o una acusación (cómo lograr que una hipótesis acusatoria sea creíble para los jueces o cómo generar que aquella se vuelva –al menos- dudosa para el tribunal); poner en práctica la manera correcta de formular preguntas a los testigos (más allá de que en este primer ejercicio no nos hayamos guiado por las normas procesales, por suerte) y a darnos cuenta de que realmente la verdad es relativa, y que no gana el que dice la verdad, si no el que logra convencer al tribunal de que su postura es la verdadera. Voy a confesar algo, me quedé con las ganas de alegar y de limpiar el buen nombre de la Dra. Miguez (representada de forma brillante por Nahima Pacífico). Hablando en serio, me pareció útil y la vez divertido, dos cuestiones que son difíciles de encontrar juntas en una clase en nuestra facultad. Supongo que más adelante volveremos a hacer ejercicios así, con normas, alegatos y jurado incluido.
Nos vemos el Lunes.
Agustín Varela
Bien Agustín. Me alegro de que hayas escrito sobre esta experiencia. Tengan en cuenta que el ejercicio no era para enseñarles a interrogar; eso lo veremos más adelante. Era solo para ver con un ejemplo "en vivo" la cuestión de la reltividad de la verdad.
Y aprovechamos para hacer los interrogatorios, entre otras razones, para tener una idea de cómo lo hacían ANTES de que tengamos las clases sobre este tema.
Agradecemos la participación de todos los "voluntarios". Y deben perder el temor. Es preferible equivocarse aquí antes de ue en una sala de audiencias...
Saludos,
AB
Publicar un comentario